Hemos iniciado la nueva temporada de senderismo (12-10-2011) con la visita al
Arroyo Guazalamanco en la sierra del
Pozo. Aunque todavía hace mucho calor podemos adentrarnos por sus riveras y penetrar por todos sus rincones sin temor a las avenidas de agua y encharcamientos que se producen en invierno.
En
Quesada tomamos la carretera nueva que lleva hasta
Pozo Alcón. Las vistas de la vega del
Guadiana Menor y
Sierra Mágina son impresionantes.
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Me gustó esta curiosa formación rocosa a la que llamé La Fortaleza. Al fondo la Peña del Cambrón (1.193m) |
Nos detuvimos por primera vez, antes de parar en el arroyo, en el cortijo del Molinillo para preguntar a Diego, su dueño, por una idea que nos rondaba la cabeza: subir al Cabañas desde el nacimiento del Guazalamanco. Nos quiso quitar esa idea de la mente advirtiéndonos de la ausencia de sendas o indicadores y lo escarpado del terreno. Insistió que lo más fácil era que nos perdiésemos y que lo correcto era subir al Cabañas por la ladera opuesta, por Puerto Llano. Desde su finca nos mostró el inicio de una senda muy concurrida en verano a orillas del Guadalentín.
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Observamos restos de una antigua fábrica de electricidad y el puente sobre el antiguo cauce del Guadalentín, hoy cola del pantano de la Bolera |
Volvimos para coger el cruce que nos lleva al Guazalamanco. Aparcamos en la orilla y comenzamos el ascenso entre el rumor del agua y alguna que otra
cascada. A partir de aquí comienza el curso medio, donde es mayor la erosión del terreno. Nos sorprendió el caudal para la época del año en que estábamos y llevar tanto tiempo sin llover.
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Con mi hermano Antonio en la cascada del dique. Pepe tiró la foto.
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Ascendiendo campo a través | | | |
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Nos encontramos muchos ejemplares de enebro |
Cuando el terreno se puso muy abrupto y era difícil seguir en vez de subir por el cortafuegos lo hicimos por la orilla contraria. Subimos a mocho en línea recta hasta encontrarnos un pista forestal. Aquí llegó nuestro primer error: creíamos que era la que nos llevaría hasta los pies del Cabañas y terminamos en el lado opuesto: en la casa forestal de
Prado Redondo.
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Esta pista nos confundió y perdimos el rumbo durante una hora y media |
A partir de entonces fue dar palos de ciego: subir y bajar cerros a mocho para orientarnos, cansarnos inútilmente buscando la fuente de la
Cerrá Nava en el nacimiento del Guazalamanco y quedarnos sin agua.
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Enfrente el nacimiento del Guazalamanco, desde donde ascendimos a esta pista. |
Por fin dimos con la pista forestal que creíamos al principio, seguimos ascendiendo y nos detuvimos a comer en la
Hoya del Bailaor.
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Aquí encontramos la pista forestal deseada. Al fondo observamos la cumbre del Cabañas. |
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Nos quedamos cerca de la caseta forestal y el punto geodésico. |
Tras reponer fuerzas, y sin apenas agua, nos dividimos para encontrar una senda que nos llevara hasta la caseta forestal y el punto geodésico del Cabañas, peo no vimos ningún indicio. Tras un rápido cambio de opiniones decidimos abandonar e iniciar el descenso.
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El Picón de Hernández y al fondo el Jabalcón |
Comenzamos por la pista forestal pero cuando llevábamos un buen trecho observamos que se alejaba mucho del arroyo por rodear el
Collado de las Huesas.
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Uno de los pocos claros que encontramos en el descenso |
Ni cortos ni perezosos decidimos bajar en línea recta al Guazalamanco. A la espesura de la vegetación se unía la fuerte pendiente.
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Descendimos las pendientes mas pronunciadas siguiendo el cauce seco de este arroyo |
Nuestra suerte cambió cuando nos encontramos el cauce de un arroyo seco. Ya solo teníamos que seguirlo hasta que desembocara en el Guazalamanco. Saltábamos de piedra en piedra y de vez en cuando nos encontrábamos una cascada que obligaba a salirnos y bajar por entre los árboles. Así fue como dimos otra vez con la primera pista forestal que encontramos por la mañana y nos equivocó. De aquí al coche era desandar el camino de la mañana. Y por fin, después de
5 horas y 15 min. llegamos al coche.
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Pantano de la Bolera. |
Para refrescarnos de tan caluroso y accidentado día nos paramos en el embalse de la
Bolera antes de volver a casa.
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