sábado, 15 de octubre de 2011


     Hemos iniciado la nueva temporada de senderismo (12-10-2011) con la visita al Arroyo Guazalamanco en la sierra del Pozo. Aunque todavía hace mucho calor podemos adentrarnos por sus riveras y penetrar por todos sus rincones sin temor a las avenidas de agua y encharcamientos que se producen en invierno.
     En Quesada tomamos la carretera nueva  que lleva hasta Pozo Alcón. Las vistas de la vega del Guadiana Menor y Sierra Mágina son impresionantes.
Me gustó esta curiosa formación rocosa a la que llamé La Fortaleza. Al fondo la Peña del Cambrón (1.193m)
     Nos detuvimos por primera vez, antes de parar en el arroyo, en el cortijo del Molinillo para preguntar a Diego, su dueño, por una idea que nos rondaba la cabeza: subir al Cabañas desde el nacimiento del Guazalamanco. Nos quiso quitar esa idea de la mente advirtiéndonos de la ausencia de sendas o indicadores y lo escarpado del terreno. Insistió que lo más fácil era que nos perdiésemos y que lo correcto era subir al Cabañas por la ladera opuesta, por Puerto Llano. Desde su finca nos mostró el inicio de una senda muy concurrida en verano a orillas del Guadalentín.
Observamos restos de una antigua fábrica de electricidad y el puente sobre el antiguo cauce del Guadalentín, hoy cola del pantano de la Bolera
     Volvimos para coger el cruce que nos lleva al Guazalamanco. Aparcamos en la orilla y comenzamos el ascenso entre el rumor del agua y alguna que otra cascada. A partir de aquí comienza el curso medio, donde es mayor la erosión del terreno. Nos sorprendió el caudal para la época del año en que estábamos y llevar tanto tiempo sin llover.
Con mi hermano Antonio en la cascada del dique. Pepe tiró la foto.

Ascendiendo campo a través
Nos encontramos muchos ejemplares de enebro
Cuando el terreno se puso muy abrupto y era difícil seguir en vez de subir por el cortafuegos lo hicimos por la orilla contraria. Subimos a mocho en línea recta hasta encontrarnos un pista forestal. Aquí llegó nuestro primer error: creíamos que era la que nos llevaría hasta los pies del Cabañas y terminamos en el lado opuesto: en la casa forestal de Prado Redondo.
Esta pista nos confundió y perdimos el rumbo durante una hora y media
A partir de entonces fue dar palos de ciego: subir y bajar cerros a mocho para orientarnos, cansarnos inútilmente buscando la fuente de la Cerrá Nava en el nacimiento del Guazalamanco y quedarnos sin agua.
Enfrente el nacimiento del Guazalamanco, desde donde ascendimos a esta pista.
Por fin dimos con la pista forestal que creíamos al principio, seguimos ascendiendo y nos detuvimos a comer en la Hoya del Bailaor.
Aquí encontramos la pista forestal deseada. Al fondo observamos la cumbre del Cabañas.
Nos quedamos cerca de la caseta forestal y el punto geodésico.
     Tras reponer fuerzas, y sin apenas agua, nos dividimos para encontrar una senda que nos llevara hasta la caseta forestal y el punto geodésico del Cabañas, peo no vimos ningún indicio. Tras un rápido cambio de opiniones decidimos abandonar e iniciar el descenso.
El Picón de Hernández y al fondo el Jabalcón
Comenzamos por la pista forestal pero cuando llevábamos un buen trecho observamos que se alejaba mucho del arroyo por rodear el Collado de las Huesas.
Uno de los pocos claros que encontramos en el descenso
Ni cortos ni perezosos decidimos bajar en línea recta al Guazalamanco. A la espesura de la vegetación se unía la fuerte pendiente.
Descendimos las pendientes mas pronunciadas siguiendo el cauce seco de este arroyo
 Nuestra suerte cambió cuando nos encontramos el cauce de un arroyo seco. Ya solo teníamos que seguirlo hasta que desembocara en el Guazalamanco. Saltábamos de piedra en piedra y de vez en cuando nos encontrábamos una cascada que obligaba a salirnos y bajar por entre los árboles. Así fue como dimos otra vez con la primera pista forestal que encontramos por la mañana y nos equivocó. De aquí al coche era desandar el camino de la mañana. Y por fin, después de 5 horas y 15 min. llegamos al coche.
Pantano de la Bolera.
      Para refrescarnos de tan caluroso y accidentado día nos paramos en el embalse de la Bolera antes de volver a casa.